No he venido a ser una copia.

Mi magia hecha prosa. A veces puede que lírica. La representación de mi mundo y mi realidad.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Las cosas no siempre son como pensamos que van a ser.

A veces las cosas no salen como las planeamos.
Quieres enamorarte perdidamente de alguien porque es simpático, te hace reír, te lo pasas bien con él, y hace que te sientas bien a cada momento con que pasas con él.
Pero un día llega a tu vida alguien totalmente aleatorio, alguien que, a parte de hacerte reír, se ríe contigo, alguien a quien no tienes que preocuparte de impresionar, porque se asombra con el más mínimo detalle de la vida. Alguien en quien no te hace falta que te diga que puedes confiar en él, porque ya te das cuenta por el modo en que te mira.
Alguien que es exactamente como tú, y con el que puedes ser tú misma, sin reservas.Y lo cambia todo.

Y entonces, todos esos planes que habías hecho con la primera persona. Todo lo que creías que iba a pasar, todos los momentos que habías imaginado que vivirías junto a él se desvanecen. 


Y empiezan a venir a tu mente cómo sería tu vida con esa segunda persona, y te das cuenta de que no importa lo mucho que trates de convencerte de que alguien es la persona indicada, porque algún día, apenas sin que lo sepas, se colará en tu vida, y entonces, no querrás que se vaya. 

jueves, 1 de noviembre de 2012

Ella era la brisa, la libertad personificada

Nació libre, se dejaba mecer por el viento de la montaña o la suave brisa de los bosques. Se escondía en el tronco de los árboles y cantaba junto a los pájaros. Pero, le conoció. Un tímido muchacho buscando abrigo, calor. Ella, inocente, le ofreció todo lo que tenía. Se enamoró y se fue con él. Al darse cuenta de que ella haría lo que querría, rió malvadamente. No se dio cuenta por culpa de la venda de sus ojos. Le impedía ver la realidad. Pero una noche se cansó de todo eso. Recordó como había nacido, que su madre era la brisa. Se quitó las cadenas que le impedían seguir, sonrío y corrió lejos, muy lejos, todo lo lejos que le permitieron sus piernas, desgastadas de tantas noches de amor, hasta llegar a su hogar. Miró hacia el cielo y remontó el vuelo hasta que se perdió entre las nubes.