No he venido a ser una copia.

Mi magia hecha prosa. A veces puede que lírica. La representación de mi mundo y mi realidad.

jueves, 29 de diciembre de 2016

Ya no (te) tengo miedo.

Como una piedra que rompe la fina superficie del agua en calma, 
hiciste a mi mundo temblar.
Sin tener en cuenta que soy océano, 
cambiante pero poderoso y, 
que en este juego querida mía, 
no me vas a ganar.

La lluvia vuelve a brillar, 
ya no me invade la fría escarcha, 
el rocío de invierno se volvió primavera en mi piel. 

Por fin no son mis lágrimas las que humedecen mis ojos, 
sino la tibia niebla de mi hogar. 
Todos mis barcos están regresando, 
menos sanos que salvos, 
a su puerto.

Te dibujé infinitos mundos de infinitos colores, 
tú los decidiste mezclar, 
dejando sólo una mancha 
gris. 

A veces aún pienso que me queda bien, 
que podría ser tu novia cadáver 
 que podríamos tocar un dueto al piano,
 pero me niego a pasar la vida entre fantasmas.

Intenté sacarte a la superficie
 sin darme cuenta
 de que estabas anclada al fondo
 por propia voluntad.

Ojalá encuentres en tus profundidades lo que buscas, 
pero yo, 
prefiero ver el Sol.

lunes, 14 de noviembre de 2016

Código rojo

Intento abarcar temas de uno en uno. Centrarme en un problema, analizarlo y encontrarle solución. Pero mi cabeza no funciona así.

La presión interna supera a la que mi cráneo puede soportar. Se va agrietando poco a poco. Pobre del que esté cerca cuando estalle.

Son las cuestiones fundamentales de la vida las que inquietan el alma, y noto cómo la mía vibra, ansiosa por conocer. Quiere volver a casa,  donde todo empezó. Pero es prisionera de este cuerpo, esclava de sus necesidades terrenales.

¿Tu alma es inmortal? Si es así
¿está completa? ¿o es acaso el cuerpo el que posibilita este fin, haciendo posible su aprendizaje y conectándola al conocimiento?

Noto mi falta de léxico cuando hablo de estas cuestiones, aunque en muchos casos, faltan palabras que describan con exactitud ciertos términos, y a su vez, faltan palabras para describir los mismos.

Vivimos en un mundo de simplismos, abandonados de la reflexión. Otra opción es que, como en "la fiesta de las salchichas" lo prefiramos así, para no tener que pensar en la verdad y poder dar un sentido (aunque bastante pobre) a esto que llamamos vida.

domingo, 13 de noviembre de 2016

Must be something

Ya se me vuelve a enganchar tu pensamiento al estómago.
Llevo días sin querer comer otra cosa que no seas tú. Mis besos echan de menos tus labios.

A medida que me acerco a ti,
a la idea de volver a tenerte entre mis brazos, se me acelera el corazón. ¿Cómo puedes tener tanto control sobre mí?

Mis manos echan de menos el roce con tu cuerpo. Mis dedos quieren volver a enredarse con tu pelo. Mis pies anhelan volver a calentarse en tu espalda. Venus de mi Milo.

Mis oídos extrañan el huracán de tu respiración entrecortada cuando gimes.
Quiero sentirte cerca otra vez. No me hagas esperar más. Quiero ver amanecer en tu cuerpo.

miércoles, 26 de octubre de 2016

El descubrimiento

Y llegaste tú. A cambiarme los esquemas. A romper mi mundo. Está todo hecho un desastre desde que la primera vez que me vi reflejada en tus ojos.

Hay mariposas nuevas en mi barriga, hijas de tu sonrisa, esclavas de tu tacto, que revolotean como locas cada vez que miro tus labios.

Adoro tu autenticidad, la manera de ser siempre tú misma y nadie más, que seas todo lo que yo siempre he querido ser; fuerza, destreza y libertad.

Tu chispa ha prendido mi mundo y se ha vuelto incendio. Tu mirada me ha hipnotizado y ya no quiero dejar de verlo arder. Siento calor cuando estás a mi lado.

Quiero sacarte fotos cuando no miras; tú, un monumento en mi cama, y yo, turista de tus piernas. Ojalá no te tuvieras que ir.

Pero yo, cobarde, me limito a vigilarte en la distancia, observándote sumida en tu perfección. Y encerrada en mis sentimientos, espero ansiosa el día que te acerques y me preguntes qué pasa con ellos. Pero no quiero prisas, ni riesgos. Así que aquí me quedo, con tu cuerpo en mi retina y tu risa en mi recuerdo.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Dark Well

Perdida de nuevo en mi pozo. Paso tanto tiempo aquí que debería plantearme empezar a decorarlo. Ha vuelto el huracán y otra vez se ha llevado consigo una de mis posesiones más preciadas; debe de estar haciendo colección.

Es irónico recordar que hace no mucho, me regodeaba en mi felicidad pensando "igual ahora me toca a mi ser feliz". Bf. Qué puta es la vida. Y cómo le gusta serlo. 

Reconozco que me gustaría pedir ayuda. Reconozco que me gustaría saber a quién pedirla. Y que su respuesta me envolviera como un cálido abrazo de madre. Pero no es importante. Lo que le pueda atormentar a una "adolescente que ya debería comportarse como una adulta" es totalmente irrelevante en un mundo donde está consensuado que el caos mental es solo una fase y que se puede ignorar. Como si pudiera cerrar los ojos y hacer que todo esto desapareciera. 

Así que los gritos de de socorro se quedan atrapados en mi garganta, luchando por salir, pero la puerta de mi orgullo está  blindada a base de ostias, y no hay deseo ni dolor que puedan tirarla abajo. 

Es paradójico lo vacío que te puedes llegar a sentir con la mente llena.

jueves, 1 de septiembre de 2016

Ashcombe

A veces creo que Spotify me conoce mejor que la mayoría de mis amigos. A veces creo que google sabe más de mi que yo misma. No me conocen; no me conozco.

Me he recorrido tantas veces por dentro, que me sé de memoria. Y sigo sin comprenderme; sigo perdiéndome en mi propio laberinto, es casi paradójico. Como una bailarina que gira y gira, sin moverse del sitio, y cuando acaba, todo le da vueltas. Y se baja el telón. Y me preparo para la siguiente actuación.

Supongo que nadie lo tiene claro. Pero coño, ¡qué bien lo disimulan!.

jueves, 9 de junio de 2016

Low. So low.

Hoy, la vida se me torna más complicada que de costumbre; noto cómo el cielo se cierne sobre mí, cómo el aire me oprime el pecho, convirtiendo cada desengaño en un suspiro. 
Hoy, el calor no es agradable; se me antoja denso, pasteloso, humedecido. Puede que sea el mar. Puede que sean mis lágrimas.

Mis neuronas chispean. Cortocircuito a las 3 de la madrugada. El amanecer se avecina en esta ciudad del levante español, y yo lo espero con ansia, aferrándome a los últimos sorbos de café de mi vaso.

Morfeo insiste en llamar a mi puerta y, sin querer evitarlo me doy cuenta de que no ha sido más que otra noche perdida. 
Ojalá hubiera sido mejor la compañía,

martes, 31 de mayo de 2016

JRJ

Estoy triste, y mis ojos no lloran
y no quiero los besos de nadie;
mi mirada serena se pierde
en el fondo callado del parque.

¿Para qué he de soñar en amores
si está oscura y lluviosa la tarde
y no vienen suspiros ni aromas
en las rondas tranquilas del aire?

Han sonado las horas dormidas;
está solo el inmenso paisaje;
ya se han ido los lentos rebaños;
flota el humo en los pobres hogares.

Al cerrar mi ventana a la sombra,
una estrena brilló en los cristales;
estoy triste, mis ojos no lloran,
¡ya no quiero los besos de nadie!

Soñaré con mi infancia: es la hora
de los niños dormidos; mi madre
me mecía en su tibio regazo,
al amor de sus ojos radiantes;

y al vibrar la amorosa campana
de la ermita perdida en el valle,
se entreabrían mis ojos rendidos
al misterio sin luz de la tarde...

Es la esquila; ha sonado. La esquila
ha sonado en la paz de los aires;
sus cadencias dan llanto a estos ojos
que no quieren los besos de nadie.

¡Que mis lágrimas corran! Ya hay flores,
ya hay fragancias y cantos; si alguien
ha soñado en mis besos, que venga
de su plácido ensueño a besarme.

Y mis lágrimas corren... No vienen...
¿Quién irá por el triste paisaje?
Sólo suena en el largo silencio
la campana que tocan los ángeles.

jueves, 26 de mayo de 2016

Recomendación: leer escuchando Tokka, de Agnes Obel

Supongo que cada poco tengo que volver. Me gustas más de lo que recuerdo.
No sé si es porque contigo me siento libre, capaz de contarte cualquier cosa.
al fin y al cabo eres lo único que tengo libre de prejuicios, libre de opinión, libre de todo.
LIBRE.
Me gusta esa palabra. Me evoca tranquilidad.
Suena Tokka.

Una niña juega con sus juguetes en una habitación. Tiene el pelo de oro, recogido en su lazo azul preferido. Sus rizos, como olas de mar, perfectamente peinados por los delicados dedos de su madre se posan sobre sus inquietos hombros.

Agraciada, con unos brillantes ojos color miel, habitualmente iluminados por el rosa de sus tiernas mejillas, hoy algo apagados. Su rostro angelical, adornado por un solo hoyuelo en la mejilla derecha goza de la belleza de la juventud.

Alegre como ninguna, se divierte colocando sus muñecas en círculo, aunque hace algún tiempo que perdió a Betty, su favorita, y la echa de menos. Sirve el té mientras cuenta mil historias inventadas a su amigo imaginario. Ríe, baila y canta.

Pero hay algo que no marcha bien. Será la música, pero un ambiente de incertidumbre llena la habitación. Se puede casi respirar la agitación.

Un gato se asoma por la ventana y la inocente niña se acerca a saludarlo. Un precioso y elegante felino. Su suave y brillante pelo negro incita a acariciarlo. Ronronea. La niña se inclina un poco más hacia él, pudiendo divisar el jardín de su casa: ve a sus padres llorando mientras terminan de empacar. Parece que pretendan abandonarla.

Su madre está sacando un ramo del carro, y se reclina sobre el árbol donde juntas solían leer y charlar. Pero en vez de su manta estirada sobre el césped, hay una especie de piedra gris, adornada con miles de flores y velas. Ve a Betty al lado de una de las coloridas coronas.

Quiere gritar, preguntar qué es lo que ocurre, pero de su garganta no sale ni un sonido. Observa cómo su madre monta en el carro y cómo llora desconsoladamente sobre el hombro de su padre, mientras se van alejando en el horizonte. Se queda sola.


Y así, todos los días.