Hoy, la vida se me torna más complicada que de costumbre; noto cómo el cielo se cierne sobre mí, cómo el aire me oprime el pecho, convirtiendo cada desengaño en un suspiro.
Hoy, el calor no es agradable; se me antoja denso, pasteloso, humedecido. Puede que sea el mar. Puede que sean mis lágrimas.
Mis neuronas chispean. Cortocircuito a las 3 de la madrugada. El amanecer se avecina en esta ciudad del levante español, y yo lo espero con ansia, aferrándome a los últimos sorbos de café de mi vaso.
Morfeo insiste en llamar a mi puerta y, sin querer evitarlo me doy cuenta de que no ha sido más que otra noche perdida.
Ojalá hubiera sido mejor la compañía,